Diarios

Rafael Chirbes: viaje a su mundo interior

Tercera y última entrega de los Diarios de Chirbes, los más excepcionales

Muestran su voz más personal e íntima. Un escenario de dudas y crisis en el que, aún así, logró construir dos novelas colosales

Rafael Chirbes.

Rafael Chirbes. / Javier García Recio

En los dos primeros tomos de los 'Diarios' de Rafael Chirbes, publicados siempre por Anagrama, el escritor nos contaba su gran mundo exterior: relaciones, amores, aventuras sexuales, los viajes, eran lo que dominaba. Ahora llega el tercer y último tomo con los ocho años finales de su vida, donde el tono y el escenario distintos, con un Chirbes más personal, mas íntimo y reflexivo. Aquí está su mundo interior, al desnudo y sin velos.

En estos años, más allá de sus dos grandes novelas, 'Crematorio' y 'En la orilla', Chirbes solo mantiene la escritura de estos diarios, que escribe siempre a mano con pluma estilográfica. Escribir estos diarios le aporta un tipo de sentimiento de felicidad, pese a que lo considera poco provechoso. La escritura de estos cuadernos actúa como pequeños depósitos, desordenados almacenes de materiales que, una vez trillados y tamizados podrán servir para un nuevo libro. Escribir diarios le supone un gozo: (la noche en calma, el susurro del plumín sobre el papel, la tinta fijándose) que no puede permitirse con la novela, «que es más como una esposa exigente», supone el placer de escribir en libertad. Nada comparable a escribir para el público. Los diarios le dan la posibilidad de escribir para encontrarse consigo mismo, le proporcionan sensación de plenitud, que le es muy necesario. Un viaje al interior de sí mismo.

Estos últimos años están dominados por su caos interior y su desorden vital que le llevan al insomnio nocturno y a dormitar de día, que le mantiene maniatado, incapaz de escribir y solo leyendo con desgana. Se siente a la deriva y que todo se derrumba a su alrededor. Vive encerrado en su casa de Beniarbeig, con la sensación de que la enfermedad y la muerte estrechan el cerco. Tiene miedo a la vejez, a sentirse dependiente, a no controlar sus ideas o movimientos y siente la necesidad de «trabajar bien el instante en que se abandonan los escombros para volver al polvo».

Tiene destellos de venirse arriba como en enero de 2008: «veo desde hace algunos días, el cielo intensamente azul, los atardeceres de suave nácar, veo el almendro desde la ventana cubierto de flores blancas, una llamarada luminosa, y yo vuelvo a sentirme testigo de ciertas formas de belleza, un señuelo con el que la vida nos captura». Es por la noche, en esas horas de silencio la que le brinda el único rato de paz, la única sensación de orden, «de algo que se parece a la idea que tengo de lo que debe ser la felicidad».

Pero pese a sus dudas y crisis de identidad consigue construir sus dos grandes éxitos novelísticos. Primero 'Crematorio' y ya casi al final 'En la orilla'.

Sus dudas van mas allá del éxito de 'Crematorio'. La ha sentido siempre como una «novela fallida». Mientras la está terminando piensa en guardarla en un cajón y olvidarla. Pero luego, al darla a leer a los amigos, los comentarios positivos de estos le levantan el ánimo. Hablan de una novela demoledora, aunque sigue sintiendo que «no es la novela que quería haber escrito». Todo cambia cuando le llega el juicio de su editor, Jorge Herralde, de Anagrama, que la juzga como «una de las mejores que he leído en muchos años». Pero él hasta el último momento se recrea negativamente en que es un libro fallido, un libro de transición.

En octubre de 2007 llegan las primeras críticas de 'Crematorio'. La primera es para decir que «se trata de una de las mejores novelas de los últimos años». Llueven los elogios, las llamadas de gente como Carmen Martín Gaite que le dice haberse quedado sin respiración leyendo este extraordinario libro, que él sigue viendo como el peor de todos. La revista El Cultural lo elige como el mejor libro de ficción del año. Recibe el Premio de la Crítica y el Cálamo, y pese a ello el no sale de la telaraña de sombras que le envuelve y apresa. La lluvia de halagos le inquieta pues cree que hinchan un globo poco resistente. Para salvarse de ello vuelve a escribir como mejor antídoto contra cualquier forma de vanidad, aunque cree que con 'Crematorio' ha cerrado el ciclo de lo que tenía que contar.

Está aquí también su vida doméstica encerrado en su casa de Beniarbeig, la enfermedad de su amigo Paco y su propio proceso de deterioro. Comienzan y se alargan los episodios de vértigo, la asfixia, el insomnio. Son días de agobio, de insomnio y desgana. Cualquier cosa como la minucia de un pequeño fallo en el coche, hace que se le venga el mundo encim: «lo oscuro ha salido de caza y no se cansa de cobrarse piezas».

Pero poco a poco, en la soledad absoluta de 2011, después de haber dejado a Paco en su pueblo, se va abriendo paso en su cabeza, de forma fantasmagórica una nueva novela. Vislumbra el escenario que rodea su casa con caminos enfangados, juncos, barros y poco a poco el paisaje de la novela va creciendo en su interior. Poco a poco recobra la escritura, lento pero con ánimo. «Burla, burlando, estoy escribiendo». Así su última novela, 'En la orilla', va creciendo y a finales de julio está lista y la envía a Herralde. Cuando En la orilla se publica, Chirbes queda abrumado por su éxito; recibe, entre otros, el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica. Pero para entonces la enfermedad le ha atrapado de lleno. Dos años después de aparecer su último libro, Rafael fallece. La última anotación en estos diarios es del 28 de junio de 2015, un mes y medio antes de morir: «yo hace meses que estoy pensando lo peor, pero no tengo muchas ganas de vivir que digamos y calculo que no es mal momento antes de que empiecen las limitaciones», pero unas líneas mas abajo, acordándose de sus gatos y perros piensa que quizá el momento no sea tan bueno «y pienso que quizás no sea lo que llevo meses imaginando».

Pero antes, estos 'Diarios' están llenos de su voracidad por la lectura, que era su gran alimento espiritual. Frente a cualquier problema, crisis o sentimiento depresivo, se imponía la lectura, de clásicos de contemporáneos. Dedica páginas y páginas a destripar las novela de Balzac que lee y relee en un acto de admiración y frenesí permanente hacia su gran maestro; o a Galdós , «un maestro de la narrativa que consigue que fluya todo como el agua». Aquí están sus visiones tras leer y releer a Quevedo, a Góngora, a Faulkner, a Modiano con el que disfruta del tono y de los personajes.

La intimidad de estos diarios y su incapacidad para mentir le llevan también a reflexiones negativas tras le lectura de alguna novela de escritores españoles correligionarios suyos. Pero así era Chirbes, sincero hasta molestar.

¡Diarios', de Rafael Chirbes

'Diarios', de Rafael Chirbes / L. O.

Diarios. A ratos perdidos 5 y 6

Autor: Rafael Chirbes 

Editorial: Anagrama

Precio: 26,50 euros